PRESENTACIÓN

Preocupados la situación y ante la pasividad generalizada que estábamos viviendo, un grupo de amigos practicantes del senderismo y conocedoras del gran número de equipamientos que, construidos con fondos públicos, se encontraban cerrados, incluso abandonados, en el año 2010 decidimos crear la asociación Sendas de Asturias, con la finalidad de denunciar la situación y promover su uso para generar empleo.

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Es a principios de los ochenta cuando Asturias comienza a padecer un gran declive económico, debido a la brutal reconversión de actividades básicas de su economía, como eran las del sector naval, la siderurgia y la minera, pero es con el estallido de la crisis del 2008 cuando se empezó a hablarse de la crisis y la corrupción como grandes problemas.

Para amortiguar los efectos económicos derivados, se recibieron a través de los fondos mineros y otros programas (FEDER, LEADER, etc.) miles de millones de euros para la reindustrialización de las cuencas mineras y la modernización del campo.

Pero las millonarias ayudas no se destinaron a la creación de empleo y riqueza, sino a crear empresas fantasmas, construir puertos sin barcos, autovías sin coches, polígonos industriales sin industrias, piscinas sin agua, residencias geriátricas y de estudiantes sin ancianos ni estudiantes, fincas para proyectos que nunca se llegaron a ejecutar, cientos de kilómetros de sendas y museos de todo tipo y condición.

Por lo que no existe municipio asturiano que no posea varios museos, aulas didácticas o centros de interpretación. Los hay de todos los tamaños y colores, consagrados a la más variopinta temática, desde el lobo a la madreña, en su mayoría cerrados y sin contenido, hasta un total de 165.

Calcular con exactitud cuánto dinero se recibió, se convierte en una tarea casi imposible, hay quien lo cifra en unos 8.500 millones de euros, sólo en la minería fueron 6.000 millones, prejubilaciones aparte; en cualquier caso, cantidades astronómicas sobre las que no hubo ningún tipo de control.

Durante un tiempo nos dedicamos a presentar propuestas de uso y gestión para un gran número de los equipamientos que íbamos visitando. Después, ante la falta de respuesta por parte de la Administración, iniciamos una a campaña de denuncia que duró más de dos años, ante dichos equipamientos, con una pancarta que decía: “Aquí se gastaron… € ¿y ahora qué?, además de otras iniciativas de sensibilización de la opinión pública, como trípticos, notas de prensa, radio y televisión, finalizando en un denuncia ante la Fiscalía del TSJA solicitando su actuación ante lo que considerábamos, además de un delito, un auténtico DESPILFARRO.

Una vez que en tiempo record, el TSJA concluyó que “los hechos denunciados no eran constitutivos de delito, sino una mala gestión política”, consideramos que, por una cuestión de salud mental, nuestra labor había llegado a su fin, y de esta forma no seguir torturándonos.

Ahora, seguimos saliendo a disfrutar del monte y hacemos visitas mucho más gratificantes a empresas que nos ofertan esa posibilidad, así como espacios culturales programados, que nos proporcionan muchísima satisfacción. Sin embargo, seguimos pendientes de lo qué ocurre con estos DESPILFARROS, a los que habíamos dedicado tanto tiempo, y que algunos políticos incompetentes esparcieron por Asturias como monumentos a su incapacidad, en lugar de emplear todo el dinero recibido en algo de provecho.