22 - 4 - 2018 / ASTORGA

 

Organizado por nuestra amiga Carmen Valbuena, nos dirigimos hacia Astorga, fundada por Octavio Augusto hace más de dos mil años, a la que dió el nombre de Astúrica Augusta; importante cruce de diversos caminos: legendarias vías romanas, camino de Santiago, Vía de la Plata… poblada por tanto por diversas civilizaciones que fueron dejando su huella…

Iniciamos la vista por la plaza del Ayuntamiento, edificio civil con dos torres y una espadaña, presidida por escudos y esculturas en la fachada; en la parte superior tiene dos maragatos que marcan las horas mediante un original mecanismo.
Después pudimos ver el Palacio Episcopal, que tras el incendio de la anterior residencia, se encargó al arquitecto Antonio Gaudí y que finalizó Ricardo García Guereta; en la actualidad alberga el Museo de los Caminos. 

La catedral, asentada sobre la construcción románica anterior, con fachadas exteriores diversas:  renacentista la de los obispos y barroca la principal; y a través de una de la calles que parten de élla, vimos la Casa de los Panero, que en la actualidad es un centro cultural; desde aquí, y a nuestra espalda, podemos contemplar la imponente fachada principal de la catedral con mayor perspectiva…

Después de un café y “acopio de mantecadas”, volvimos a recoger nuestros coches; el campo verde, precioso, con el monte Teleno majestuoso con una buena capa de nieve…

Y a apenas a seis kilómetros de Astorga, llegamos a Val de San Lorenzo. El batán se encuentra a la entrada del pueblo, en la ribera del Turienzo y donde aún se observan los canales por los que corría el agua necesaria para mover este complejo textil, cuando el río venía crecido.
Este batán o pisón, es el único que pervive de todos los que hubo en Val de San Lorenzo; data del siglo XVII y fue propiedad privada hasta 1920 y aún hoy, acuden artesanos para uso del proceso textil, curiosamente el inicio (ablandado, lavado y centrifugado de la lana) y el final del proceso (batanado o pisado de los vellones de lana y el perchado de los tejidos)

La visita la comenzamos en “La Comunal” que fue la primera fábrica con maquinaria moderna para el cardado e hilado de la lana y que el nombre le viene por una Comunidad de bienes que allá por 1920 crearon 73 vecinos para aquilatar gastos y realizar de forma conjunta uno de los procesos más complejos como es el de hilar la lana; rehabilitada en 2007.
Pero habría que ir mucho más atrás: 1858, cuando la pañería maragata entró en una crisis profunda sin posibilidad de salida, porque solo se fabricaban paños burdos.
José Cordero y su hijo viajaron hasta la capital de Carrión para investigar cómo se hacían los los paños en estos telares; padre e hijo, construyeron un telar similar al que usaban en Palencia y de “ahí nace el cobertor de Val de San Lorenzo”, siendo capaz de tejer, a diario, cuatro mantas, aunque necesitaba de dos artesanos para que funcionara.

Nuestro guía, fue introduciéndonos en el proceso: el “diablo abridor” que va deshaciendo la lana (previamente lavada en el batán) y donde se rocía con aceite para que el pelo de lana se mantenga tenso y no se rompa; posteriormente en la carda mechera, se formarán las mechas que partirán hacia la torcedora de urdimbre y trama; en los urdidores se preparan las fajas de urdimbre destinadas al plegador del telar; a partir de aquí, entran en acción los telares: un primero de lanzadera construido en 1902 para ser utilizado por dos artesanos; un segundo telar denominado de volante utilizado por un solo artesano; el primer telar mecánico llegó en 1931 procedente de Sabadell; después llegarían otros, siempre de segunda o tercera mano… y aún hoy pueden verse en funcionamiento.

Para teñir las lanas, hasta el siglo XX, se utilizaban plantas, raíces, cortezas o frutos con agua cristalina en caldera de cobre; completando así, el largo y laborioso proceso artesanal.

Finalizamos con un buen cocido maragato del que dimos buena cuenta en la Venta de Goyo, en Valdespino de Somoza; después de “unes cantaraes” fuimos a dar un paseo por el pueblo, de arquitectura típica maragata con casas de piedra, con sus huertas y fuentes. Entre los barrios de Abajo y Arriba, se encuentra el Cantón y la Escuela con su torre de reloj. A destacar la iglesia de La Magdalena con su esbelta espadaña, desde donde se disfrutan de unas vistas del pueblo preciosas con el Teleno al fondo…

Terminamos bajando los garbanzos en el gimnasio ecológico “Lumen” de Manuel Arribas Ares, profesor de educación física retirado; cuando lo ves de lejos te sorprende toda aquella basura. Cuando te acercas ves toda una serie de artilugios realizados de manera totalmente artesanal con madera de negrillo y todo tipo de material en desuso: cubos, ruedas de bicicleta, tambores de lavadoras, neveras… Cada aparato con su indicación y modo de uso.

Y así nos despedimos después de disfrutar de un día estupendo en muy buena compañía. Queremos finalizar agradeciendo y felicitando a Carmen Valbuena por la organización que, con su esfuerzo,  lo hizo posible…

 

 

Ayuntamiento Palacio Episcopal Catedral
La comunal Telar Con el batán al fondo
Pisado y perchado El cocido maragato Bajando los garbanzos